martes, 15 de diciembre de 2009

Vergüenza ajena

Estoy seguro de que alguna vez os ha pasado. Imaginad que estáis en un sitio público cualquiera y sin poder evitarlo os ponéis al día de la vida de alguien gracias, o más bien, por culpa de su absoluta falta de discreción. Simplemente por estar ahí. Hoy me ha vuelto a suceder; he tenido que ir a una oficina de correos para hacer un envío certificado y no sé si porque son malas fechas o que funcionan así, pero el caso es que me he pasado media hora de reloj esperando a que llegara mi turno. La puerta de acceso era de cristal y como había más gente que en la guerra, he decidido quedarme en una sala anterior desde donde podía ver la pantalla con el número que atendían en cada momento. Así me evitaba el gallinero con niños correteando, señoras protestando porque nadie les había dicho que había que coger número, y fulanos sospechosos de tener la gripe A estornudando a los cuatro vientos...
En esas me encontraba, leyendo la prensa online y conectandome a facebook a través de la blackberry cuando se pone a mi lado una pareja que había tenido la misma idea que yo: coger número y esperar fuera.
Entonces oigo a ella como dice: "una mujer que te hace eso es que no te quiere", y añade "porque a mí no se me ocurre tontear con otros que sé que les gusto cuando sé lo que va a suponer y después ir a decirte que fue un error y que no quería que pasase lo que pasó". Aprovecho para carraspear a ver si se cortan y se dan cuenta que estoy a un metro en un sitio cerrado pero no, ellos siguen a lo suyo y ahora dice él: " es que no sé qué pretende... como si la pudiese perdonar así como así. Y además, creo que no es la primera vez que me la juega." Si no puedes vencerles, únete a ellos, así que cierro facebook y ya que nos les importa me pongo a seguir la historia para ver como acaba. Pero no, resulta que les sale un competidor; bueno, más bien competidora: una señora de unos cincuenta y muchos que entra hablando por el móvil a alguien que seguro usa sonotone y en ese momento no le funcionaba. "Pues si no vienen en nochebuena, allá ellos pero que se atengan a las consecuencias... Seguro que es culpa de esa guarra, que le tiene dominado... Si es que mi hijo es un calzonazos, siempre acaba haciendo lo que ella le dice..." A todo esto, la pareja inicial había interrumpido su conversación por culpa de los gritos de la susodicha cuando esta se depide, cuelga y sólo en ese momento, al mirar a su alrededor cae en la cuenta de la que ha montado. Muy digna guarda el móvil en su bolso y sin mirar a nadie sale a la calle echando juramentos. Yo estaba pensando, "señora, que no ha cogido número", cuando empiezan a correr los turnos y nadie se acerca a la ventanilla. Algún graciosillo ha debido sacar varios de golpe. Mejor, ya me toca.

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