Y no me refiero a ninguna república bananera o país africano en guerra civil perpetua. La sociedad en general tenía la sospecha de que entre nuestros políticos existían manzanas podridas. Nada escandaloso ya que "de todo tiene que haber", y de lo que por otro lado, no se libra ningún régimen en el mundo.
Estaba aceptado además, que según la situación política del momento el partido que fuera por detrás en las encuestas sacase a la luz alguna "supuesta trama de corrupción" y tratara de acortar la distancia o dar la vuelta al marcador. Ahora bien, los acontecimientos de los últimos días están haciendome pensar que esto es más habitual de lo que nos gustaría. No me refiero a que un político acepte un jamón en navidad; me refiero a maletines y prebendas que de verdad influyan en contratos y adjudicaciones que van a parar a quienes les siguen el juego. Y así sin control una y otra vez salvo que les pillen in fraganti, porque de lo contrario, habrá rumores... la gente hablará que si aquel pide un 3% o que viajó a Suiza hace unos días; pero demostrarlo no es nada fácil.
Y claro, luego se preguntarán por qué los jóvenes de hoy muestran tal desinterés por la política o por qué hay gente trabajadora que tiene la sensación de estar haciendo el primo cuando unos pocos se pegan la gran vida con el dinero de todos.
miércoles, 28 de octubre de 2009
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